Ramitagram, el youtuber que hizo de la comida “bajón” una religión, abrió el debate ayer vía Twitter de que si los influencers necesitaban un sindicato, como cualquier trabajador, para regular precios de servicios y evitar abusos de las marcas.

El youtuber alegaba que muchas veces las marcas destinan demasiado dinero en publicidad y que a los influencers lo único que les llega es una caja del producto a cambio de acciones que valen un montón ya que exponen su imagen en forma pública.

“Y por qué el influencer aceptaría eso?, a veces por no saber cuánto cobrar o simplemente por ese chamuyo de ‘trabajar con una marca grande’ que a futuro puede llegar a pagar (nunca pagan)”, continuó el creador de “Bajoneando por hay» (sí está escrito mal a propósito).

Evidentemente para Ramita se necesita una regulación y un sindicato o al menos una Cámara de Generadores de contenidos que defienda los derechos de los influencers.

¿Vos qué opinas?